verano, sol, la caravana en la playa. textil. nudista. ¿bañador? ¿bikini? desnud*s. ¿desnud*s como nómadas del género? descanso, performances, performance del descanso. adscripción a través de la corporalidad.
aquí algunas reflexiones de la caravana sobre el tema desnud* y playa.
cuando llegues a una playa, más te vale sacar el bañador, ya que -sorprendentemente- la mayoría de las veces todo el mundo lleva prendas pequeñas en el cuerpo casi desnudo. esta ley (no) escrita se ve justificada -entre otras cosas- por el mito de la vergüenza natural. ¿qué lleva a la gente a tener miedo a mostrarse desnuda? ¿moral mainstream? ¿miedo a la intimidad? ¿hábito?
pero también esconderse como autoprotección. ya que pocas personas tienen un cuerpo ajustado a la norma y correspondiente a los ideales de belleza, la ropa puede tener también el significado de protección. a la vez, en la moda de playa generizada esta protección funciona como una reafirmación de la propia identidad unívoca en una matriz de género bipolar. en caso de nómadas de género y personas trans esta necesidad de protección se muestra en un matiz aún diferente. ya que adscripción ajena y percepción propia no siempre coinciden (¿género = genital?), o porque transformaciones corporales pueden trastocar el mundo feliz heteronormativo, la ropa puede convertirse en una protección relevante para la supervivencia.cuando una persona (justo) no necesita esta autoprotección, puede utilizar la desnudez de forma ofensiva, ya que el estar desnud* se lee a menudo de antemano como provocación. esto ocurre especialmente cuando la performance de la desnudez transcurre en lugares cotidianos, y no en escenarios, donde la desnudez ha perdido en gran medida su efecto provocador.
este efecto a menudo está relacionado con una sexualización. el cuerpo desnudo casi siempre se asocia con sexualidad. en una sociedad patriarcal, además se puede constatar una percepción objetivizante. personas identificadas como masculinas reducen un cuerpo desnudo percibido como femenino a menudo al de un objeto sexualizado. algo parecido puede pasarle a un cuerpo percibido como masculino en contextos homosexuales. al contrario, se percibe de antemano como asexuales a personas cuyo género no se puede leer de forma unívoca, y también a mayores, niñ*s, personas a las que la sociedad categoriza como minusválidas, y personas que en consecuencia de una enfermedad ya no corresponden a una imagen corporal corriente.al lado de una hiper- y asexualización socialmente prescrita, ¿qué tal con una sexualización múltiple y ausente de jerarquías y alegría por el cuerpo (desnudo) propio y ajeno? porque qué es más bonito que nadar desnud* en un lago en vez de tener unas bermudas pegadas a la piel, de sentir el sol en el velo púbico y culo granoso en vez de un bañador mojado y mohoso. ¡libertad para los michelines en vez de trozos de tela apretados!
deseable sería también un trato agradable con el cuerpo desnudo ajeno. compartir el tiempo de forma relajada en vez de miradas penetrantes. un trato sensual-respetuoso en espacios liberados de la desnudez en vez de presión subcultural. más desnudez en la cotidianidad y (pos)pornos queer en vez de estrechez e industria precarizante de una pornografía de la heteronormatividad.
mientras en la playa textil la desnudez es tema a pesar de y justo por la vestimenta escasa, ¿cómo se vive la desnudez en la playa nudista? a pesar de su marginalidad social, también aquí aparece la heteronormatividad. nuestro pequeño estudio sociológico de playa:
no sólo en zonas nudistas con ambiente homosexual, sino también en aquellas con predominio heterosexual hay más personas identificadas como masculinas (pims) que personas identificadas como femeninas (pifs). parece ser más fácil para pims estar desnudos en la playa. las pocas pifs a menudo están vestidas y acompañadas; quiere decir que pifs a menudo llevan bañador, y están pocas veces solas en la playa nudista. además los pims se mueven ocupando el espacio, mientras las pifs se empequeñecen debajo de la sombrilla. objeto de miradas son tanto pifs como pims percebidos como homosexuales.
sin embargo, en los espacios explícitos del ambiente nudista también hay una tendencia hacia una asexualización mojigata que parece querer facilitar aceptación social a la cultura de la desnudez.
además detectamos un aspecto problemático cuando la cultura nudista se relaciona con una filosofía naturalista que parte de un ser humano original y un sistema binario de géneros biologicista.
a pesar del todo, nos gusta estar desnud*s en la playa, y no nos mola nada buscar las playas nudistas durante horas, que siempre sean lugares escondidas en zonas indicadas, a veces de sólo 200 m de extensión. queremos que todas las personas puedan estar desnudas en la playa cuando les apetezca, sin recibir miradas, en la playa nudista pero también en la textil, igual si pifs, pims, gente trans o nómadas del género.
¡por una sociedad en la que la desnudez tenga su lugar!
aquí algunas reflexiones de la caravana sobre el tema desnud* y playa.
cuando llegues a una playa, más te vale sacar el bañador, ya que -sorprendentemente- la mayoría de las veces todo el mundo lleva prendas pequeñas en el cuerpo casi desnudo. esta ley (no) escrita se ve justificada -entre otras cosas- por el mito de la vergüenza natural. ¿qué lleva a la gente a tener miedo a mostrarse desnuda? ¿moral mainstream? ¿miedo a la intimidad? ¿hábito?
pero también esconderse como autoprotección. ya que pocas personas tienen un cuerpo ajustado a la norma y correspondiente a los ideales de belleza, la ropa puede tener también el significado de protección. a la vez, en la moda de playa generizada esta protección funciona como una reafirmación de la propia identidad unívoca en una matriz de género bipolar. en caso de nómadas de género y personas trans esta necesidad de protección se muestra en un matiz aún diferente. ya que adscripción ajena y percepción propia no siempre coinciden (¿género = genital?), o porque transformaciones corporales pueden trastocar el mundo feliz heteronormativo, la ropa puede convertirse en una protección relevante para la supervivencia.cuando una persona (justo) no necesita esta autoprotección, puede utilizar la desnudez de forma ofensiva, ya que el estar desnud* se lee a menudo de antemano como provocación. esto ocurre especialmente cuando la performance de la desnudez transcurre en lugares cotidianos, y no en escenarios, donde la desnudez ha perdido en gran medida su efecto provocador.
este efecto a menudo está relacionado con una sexualización. el cuerpo desnudo casi siempre se asocia con sexualidad. en una sociedad patriarcal, además se puede constatar una percepción objetivizante. personas identificadas como masculinas reducen un cuerpo desnudo percibido como femenino a menudo al de un objeto sexualizado. algo parecido puede pasarle a un cuerpo percibido como masculino en contextos homosexuales. al contrario, se percibe de antemano como asexuales a personas cuyo género no se puede leer de forma unívoca, y también a mayores, niñ*s, personas a las que la sociedad categoriza como minusválidas, y personas que en consecuencia de una enfermedad ya no corresponden a una imagen corporal corriente.al lado de una hiper- y asexualización socialmente prescrita, ¿qué tal con una sexualización múltiple y ausente de jerarquías y alegría por el cuerpo (desnudo) propio y ajeno? porque qué es más bonito que nadar desnud* en un lago en vez de tener unas bermudas pegadas a la piel, de sentir el sol en el velo púbico y culo granoso en vez de un bañador mojado y mohoso. ¡libertad para los michelines en vez de trozos de tela apretados!
deseable sería también un trato agradable con el cuerpo desnudo ajeno. compartir el tiempo de forma relajada en vez de miradas penetrantes. un trato sensual-respetuoso en espacios liberados de la desnudez en vez de presión subcultural. más desnudez en la cotidianidad y (pos)pornos queer en vez de estrechez e industria precarizante de una pornografía de la heteronormatividad.
mientras en la playa textil la desnudez es tema a pesar de y justo por la vestimenta escasa, ¿cómo se vive la desnudez en la playa nudista? a pesar de su marginalidad social, también aquí aparece la heteronormatividad. nuestro pequeño estudio sociológico de playa:
no sólo en zonas nudistas con ambiente homosexual, sino también en aquellas con predominio heterosexual hay más personas identificadas como masculinas (pims) que personas identificadas como femeninas (pifs). parece ser más fácil para pims estar desnudos en la playa. las pocas pifs a menudo están vestidas y acompañadas; quiere decir que pifs a menudo llevan bañador, y están pocas veces solas en la playa nudista. además los pims se mueven ocupando el espacio, mientras las pifs se empequeñecen debajo de la sombrilla. objeto de miradas son tanto pifs como pims percebidos como homosexuales.
sin embargo, en los espacios explícitos del ambiente nudista también hay una tendencia hacia una asexualización mojigata que parece querer facilitar aceptación social a la cultura de la desnudez.
además detectamos un aspecto problemático cuando la cultura nudista se relaciona con una filosofía naturalista que parte de un ser humano original y un sistema binario de géneros biologicista.
a pesar del todo, nos gusta estar desnud*s en la playa, y no nos mola nada buscar las playas nudistas durante horas, que siempre sean lugares escondidas en zonas indicadas, a veces de sólo 200 m de extensión. queremos que todas las personas puedan estar desnudas en la playa cuando les apetezca, sin recibir miradas, en la playa nudista pero también en la textil, igual si pifs, pims, gente trans o nómadas del género.
¡por una sociedad en la que la desnudez tenga su lugar!
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